viernes, 22 de julio de 2011

TEMA 1- EL PROCESO DE ADQUICISIÓN DE LA LECTOESCRITURA (L-E)

Existen investigaciones sobre el desarrollo de la escritura del niño como sujeto que aprende, que nos ayudan a interpretar las aproximaciones que hace éste para apropiarse de la misma.
En la evolución del proceso de escritura nos encontramos con una serie de etapas, que vale la pena conocer para saber dónde se encuentra cada infante. Entonces, de esta manera poder planificar, basándonos en su nivel inicial de conocimientos, planteando actividades que permitan confrontar aquello que sabe con el nuevo conocimiento.



Muchas escuelas, equivocadamente, enseñan la escritura como habilidad motora y no como una actividad cultural compleja, lo que a los niños debería de enseñárseles es el lenguaje escrito, no la escritura de letras. Para tratar de no caer en este error es que ahondaremos en este tema.
En el aprendizaje de la lengua escrita, el niño -al igual que en la adquisición de otros conocimientos- trata de asimilar la información que le suministra su medio ambiente. Siguiendo la teoría de Piaget para esta adquisición, el niño se enfrenta con nuevos objetos a conocer y, por tanto, a aprehender y ello le lleva a un desequilibrio que tendrá que ser ajustado a través de la asimilación.
Sin embargo, cuando el niño -por la estructura mental con que cuenta en ese momento- no es capaz de asimilar algún nuevo objeto conocido, podrá rechazarlo, ya que éste no encaja con su estructura mental. Durante este proceso de rechazo, el niño pone en marcha una serie de hipótesis que exterioriza a través de preguntas y acciones, con el objeto de dar sentido al nuevo conocimiento.
Los cambios que suceden en el niño para tratar de asimilar el conocimiento de la lengua escrita son lentos y pasan por procesos de asimilación bastante difíciles para él, ya que trata lo más posible de conservar su esquema anterior, sin embargo los reiterados acercamientos hacia le lengua escrita irán cambiando poco a poco estos esquemas, hasta que el niño encuentre la acomodación al nuevo conocimiento.
Son varias las etapas por las que pasa el niño para adquirir la lectoescritura. Los seguidores de la teoría psicogenética han manifestado las características más importantes con que los niños cuentan en cada etapa.
Los momentos o fases que pasan los niños en el proceso de adquisición de la lectoescritura son:

Primer momento: El niño ya conoce la representación gráfica a través del dibujo, las letras para él aun no representan nada; si situamos al niño frente a libros con ilustraciones (periódicos o revistas) se interesan sólo en los dibujos, los observan y algunas veces comentan sobre estos. No diferencian entre dibujo y escritura por lo que hay que desarrollar juegos y actividades entre lo icónico y lo no icónico. Así mismo favorecer la utilización significativa de su propio nombre. No hay despegue de la concepción icónica.
Segundo momento: Verifica la funcionalidad de la escritura. Para qué sirve. Se percatan de la existencia de letras y trata de comprender este sistema pero sólo rescatándose la función social, inicia la escritura con una finalidad específica por lo que deben de propiciarse actividades que evidencien su utilidad, comienza a buscar criterios para distinguir entre los dos modos de representación gráfica (dibujo y escritura).
Tercer momento: El niño busca las letras para tratar de saber “qué dicen” escriben como puede; ponen énfasis en las grafías y escriben aún sin correspondencia sonoro grafía ni direccionalidad. Así que deben proporcionarse una serie de actividades que enfaticen la direccionalidad de la escritura y la lectura en voz alta también favorecer la libre creación. La primera conclusión a que llegan es que no es el tipo de líneas lo que permite distinguir entre un dibujo y la escritura, más bien la diferencia está en el modo en que se organizan estas líneas; esto es, un dibujo puede llevar un círculo así como una letra, sin embargo él puede saber que está dibujada una pelota pero no sabe que un círculo es la letra "o". Cuando su desarrollo los lleva a observar esta distinción, lo hacen con base en observar que un escrito es siempre lineal y lleva esa secuencia, mientras que un dibujo puede o no contar con ella. Logran dos avances muy importantes: el primero es considerar las cadenas de letras como objetos sustitutos y hacer una clara distinción entre dos modos de representación gráfica que es el icónico (dibujos) y el no icónico (la escritura). Cuando ya conoce que existen dos formas de representación gráfica. El siguiente paso es cuando observa que el modo no icónico de representación tiende a expresar algo que él todavía desconoce; sin embargo surge en él la hipótesis de que las letras se usan para representar una propiedad de los objetos del mundo que el dibujo no tiene capacidad de representar y lo que puede representar en primera instancia a la lógica del niño es el nombre del objeto dibujado.
Así, cuando se le muestra a un niño un envase de Coca Cola y se le pregunta qué dice ahí (señalando las letras donde dice Coca Cola), el niño -por lo general- responderá, "Coca"; sin embargo, si le mostramos las letras adyacentes del producto, el niño seguirá contestando "Coca".
Cuarto momento: Conoce la direccionalidad, el niño hace intentos de escritura de su nombre y puede reconocerlo en una lista de nombres, señala la primera y la ultima letra, piensa que cada palabra que se señala, es el nombre de algo que está en el dibujo. Existe comprensión tanto de la dirección como de la distinción entre numerales y letras. Las actividades a realizar deben incluir identificación de palabras iguales y conteo de letras.
En este momento comienza otro proceso dentro del niño: éste ya conoce que existen dos tipos de representación gráfica y que el modo no icónico representa el nombre de un dibujo u objeto; es en este momento cuando el niño comienza a buscar la lógica de las letras de acuerdo al objeto que nombran; por tanto, el niño comienza a enfrentarse a un problema que se organiza en dos direcciones: la cuantitativa y la cualitativa

Quinto momento: Para los niños es más importante la escritura que el dibujo. Se da la comprensión de la finalidad de la misma aunque todavía sin convencionalidad, entonces muestra inquietud por conocer las “letras correctas”. Las acciones a proponer serán las del interés de los niños. Recurre con facilidad el uso de la escritura. Aunque él no sepa escribir, sí sabe para qué escriben otros.

Sexto momento: Se inicia con la identificación sonoro-grafía. Por lo que es sumamente importante la pronunciación correcta del sonido de las letras y buscar una relacion con objetos concretos y la inicial de la palabra. En lo cuantitativo, el niño enfrenta el siguiente dilema: ¿cuántas letras tiene que haber en la escritura para que ésta sea "legible"? Es a través de este dilema que el niño comienza a construir su hipótesis del principio de cantidad mínima.
Los niños de habla hispana resuelven este problema de cantidad, por lo general, con la hipótesis de que para que algo sea legible debe de tener -al menos- tres letras; las palabras que no cumplan con esta condición, para el niño no dicen nada.
Por su parte, el problema de cualidad lo resuelven de manera visual: para que las letras tengan algo que expresar éstas deben ser diferentes. Si al niño se le presenta un gato icónicamente y se le ponen tres "s" debajo del dibujo y se le pregunta qué dice ahí, el niño -aunque la escritura cumple con el principio de cantidad pero no con el de cualidad-, contestará que no dice nada.
Hasta que logran un control progresivo de las variaciones cualitativas y cuantitativa. Ello los lleva a la construcción de un modo de diferenciación entre escrituras, entonces se enfrenta al problema también en las direcciones de cualidad y cantidad.
En el caso de la cualidad, la pregunta es, ¿con qué grafías puede representar el nombre de un objeto?; por su parte, en el problema de cantidad, el niño se pregunta ¿qué extensión debe llevar cada nombre de objeto?
Séptimo momento: El reconocimiento de palabras, identifica cuántas palabras se dijeron en cada frase. Existe una concepción figural (relación palabras largas con objetos concretos grandes y palabras cortas con objetos pequeños) pero posteriormente pasará a la lingüística y a la fonética que enfatiza el sonido de las palabras por lo que deben posibilitarse actividades que evidencien la diferenciación entre palabras largas y cortas. El niño puede demostrar más avance en alguna de las dos direcciones o igual avance. En el problema cuantitativo, el niño -al observar que el adulto o los libros, a veces, escriben cadenas de grafías más cortas o más largas, da sentido a que no siempre la cantidad es la misma; así crea la diferenciación cuantitativa. Esto lo hace de acuerdo al objeto y la evocación que tiene de él; por ejemplo, elefante para el tendrá más grafías que hormiga. En esta etapa el niño todavía no descubre la interrelación que tiene la lengua oral y la escrita para la cantidad de letras que se escriben.
El niño toma la gran mayoría de la información útil para su desarrollo en este campo del medio ambiente. Es en este proceso es cuando una de las escrituras más importantes hace aparición: la de su nombre propio. A partir de la observación de las grafías que lleva su nombre propio el niño comienza a preguntarse con respecto a los problemas de cualidad y cantidad. ¿Por qué esas letras y no otras?, ¿por qué esa cantidad de letras?
Octavo momento: Logra la conciencia silábica ya sea de manera espontánea o con apoyo de los docentes; para lograr percibir los sonidos de cada una de las letras, el niño comienza a darse cuenta de que lo escrito tiene que ver con lo oral, pero divide lo oral normalmente en sílabas; por ejemplo, la palabra caballo, se representará con tres grafías. Aquí pueden aparecer producciones en donde las letras no tengan que ver con la asignación sonora o viceversa.
Noveno momento: Análisis fonético. Se refiere a la noción de palabra, los niños piensan que representan un objeto, por lo que deben presenciarse actos de lectura y escritura que evidencien escritura de pronombres y sustantivos, verbos entre otros. Y que se percaten de la escritura de todas las palabras sean objetos o no. También es llamado subnivel silábico-alfabético. Éste se caracteriza porque el niño se acerca al descubrimiento de la correspondencia que existe entre el sonido que se emite para una letra y la grafía; esto es, si su nombre es Luis, comenzará por pensar que la L tiene escrita dice Lu; más tarde y con la ayuda de los adultos comprenderá que la L es una fonía y no una sílaba.
Décimo momento: La conciencia fonológica se refiere a la adquisición de la segmentación de la palabra en letras. El niño establece la correspondencia real entre el sonido y la grafía; esto es, entre los fonemas de la palabra y las letras necesarias para escribirlas. Sin embargo, es indispensable mencionar que, aunque respete ya la cantidad, es muy probable que aún no asigne las grafías adecuadas a lo que quiere expresar, pero en este importantísimo nivel el niño llega a conocer las bases del sistema alfabético de escritura y éste es que cada fonema está representado por una letra.
Todo este proceso se lleva de manera simultánea con otro muy importante para arribar a la comprensión de la lengua escrita: la interpretación de textos. Para Emilia Ferreiro y Ana Teberovsky el acto de escribir o interpretar lo escrito representa el acercamiento al aprendizaje formal.

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